Virgen del Socavon
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LA VIRGEN DEL SOCAVON

Fue revelada oficialmente ante el conocimiento público en 1789. Sin embargo, mucho antes de esa fecha, los habitantes de la otrora Villa de San Felipe de Austria, tomaron conocimiento de su existencia, sin el culto frenético de nuestros días.

El primer hito, que seguramente basamento su actual culto, encontramos en la tradición recogida por el poeta orureño Don Victor Zaconeta (Vasco Janet) bajo el título de "La Virgen del Socavón y la Corte Infernal", en su brillante libro "Odas y Poemas" publicado en Oruro en 1925 donde remontándose a más o menos tres siglos, habla central y protagónicamente de la existencia de un ratero de identidad desconocida y a quién apodaban el "Chiru - Chiru" que había hecho su guarida al pié de la argentada montaña de plata, conocida como "Pie de Gallo".

"Los que conocían al Chiru - Chiru dice Zaconeta e ignoraban las malas artes a que se dedicaba, lo consideraban como a un mendigo o como a un pobre vagabundo inofensivo... él por su parte tenía la suficiente habilidad para vender en un barrio apartado de la nueva ciudad de Oruro, lo que hurtaba en otro".

"Chiru - Chiru" que ha sido impenitente devoto de la Virgen de la Candelaria, en el marco de sus habituales correrías fue herido mortalmente por un peón caminero, cuando en desafortunada noche trató de hurtarles sus pertenencias. Sin embargo, y usando de su fortaleza física, huyó malherido del campamento de su víctima, cayendo luego agonizante en las afueras de la pequeña ciudad.

La Virgen protectora acudió en su auxilio y "le condujo lentamente, hasta su ya descrita guarida", asistiéndole bondadosamente y "recogiendo de labios del ladrón, juntos con su arrepentimiento, la sincera gratitud de sus bendiciones".

El vecindario de la Villa, notando la desaparición del "Chiru - Chiru" acudió tímidamente a la guarida, encontrándolo muerto "sobre su miserable y vil camastro", y en su cabecera" una sorprendente maravillosa imagen, casi de tamaño natural, de la Virgen de la Candelaria con su hermoso niño". A partir de este episodio, ese lugar se convirtió en centro de romería permanente.

Zaconeta atribuye a los mineros de la zona, la adopción de los siguientes acuerdos, luego de la aparición de la imagen: esa mina se llamaría en adelante "Socavón de la Virgen" debiendo honrársela anualmente durante tres días, a partir del Sábado de Carnaval; difundir éste acuerdo unánime en honor de la imagen, y esto que es importante: "que para honrar debidamente a su excelsa Patrona, todos los mineros se disfrazarían precisamente de diablos".

Esto último, devino de que los mineros, ancestralmente creían en la existencia del "tío" un diosecillo nativo equivalente al diablo, quien según la tradición añeja, interviene en el éxito o fracaso de las labores en el subsuelo; por lo que, modelaron de barro o de la greda más fina, una representación de Satanás, en bulto, colocándola en las grietas periféricas de los parajes mineros, para rendirle pleitesía con velas de cebo encendidas , masticaciones de coca y sendas libaciones de licor; amén de invocaciones, cánticos y "ch'allas" periódicas, con sacrificios de llamas jóvenes, rituales conocidos como los "convidos a la Pachamama" "mesas" y "wilanchas".

Así se definió en las minas de Oruro ésta particular simbiosis. Por una parte, la adoración, mística por la Virgen, con una identificación claramente religiosa; y por otra, el culto al diablo, idolátrico, con identificación pagana.

La otra versión, relativa a la aparición de la Virgen del Socavón -matizada de romanticismo y drama- encontramos en la Novena compuesta en honor de la Protectora, por el cura Emeterio Villarroel y publicada a fines del siglo pasado; en la que el personaje central es Anselmo Belarmino, apodado el "Nina-Nina" y pretendiente de Lorenza Choquiamo, beldad india, hija de un comerciante de mediana fortuna llamado Sebastián Choquiamo.

De Anselmo Belarmino, dice aquella pieza eclesiástica: "en los anales de aquellos tiempos se puede compulsar el terror pánico que llegó a inspirar en estas comarcas el famoso bandido Nina - Nina, especie de monstruo que perpetraba sus robos con la mayor audacia y la más astuta sangre fría.

Este asesino no pudo ser tomado por la policía, y ni los premios que la autoridad ofrecía por su cabeza, ni las diversas partidas que se organizaron contra él, ni las celadas que se le tendían, tuvieron un resuelto favorable."

El Sábado de Carnaval de 1789, "Nina Nina"planificó huir con su prometida Lorenza (que atendía el almacén de su padre en las inmediaciones del barrio del Conchupata) ante las negativas de su padre para acceder al noviazgo, enterado como estaba de su malvivir.

"Nina Nina", devoto como era de la Virgen de la Candelaria, previamente acudió a un solar de la parte de la ciudad, para encender dos cirios ante la imagen, entonces ignorada por el común de las gentes.

Alrededor de las siete y media de la noche, encaminó sus pasos hacia el almacén de los Choquiamo. Cuando la pareja ejecutaba el plan de la huida, fue sorprendida por el padre, que retornaba al hogar. Se entabló desesperada lucha, saliendo perdiendo el bandido, víctima de mortal puñalada.

Desfalleciente el "Nina Nina" fue conducido por una joven hermosa al hospital de la Villa, encargando se le prodigaran las mejores atenciones y que llamaran al señor cura. Luego "desapareció súbitamente y como por encanto, después de dar su bendición al agonizante y hablándole al oído cortas palabras".

En esta narración entra lo histórico, cuando el autor de la Novena, sostiene que el Párroco de Oruro, Carlos Borromeo Mantilla en ese año de 1789, "recibió la confesión del paciente, quién es esos supremos momentos de agonía y teniendo aún clavada en al garganta su propia daga, expuso que él era devoto de una Virgen de la Candelaria, que existía en un solar abandonado de la ciudad, y a cuya imagen dedicaba todos los sábados una vela, que él era Anselmo Belarmino alias Nina Nina y estando próximo a expirar sin confesión en manos de Sebastián Choquiamo, había sido auxiliado por la misma Virgen a quien veneraba".
Imagen de la Virgen del Socavon